Los límites son necesarios para tener relaciones sanas y una vida sana. Casi que la mayoría de nuestros problemas en las interacciones con otras personas están centrados en la transgresión de límites, que es una transgresión de respeto. Pero a la vez, en nuestra comunicación diaria con las personas hay una dificultad enorme para mostrarle al otro cómo quiero ser tratado. Parece que diéramos por sentado que no podemos esperar la empatía de los otros seres para entender nuestra verdad, y que éstos siempre podrán volver su enojo hacia nosotros si llegan a sentirse limitados en sus deseos o expectativas. Es una forma de relacionarnos profundamente errada, en donde no hemos superado el juego del ego y la complacencia, los cuales nos muestran una importante inmadurez emocional. Además esparcida socialmente. Al que le ponen límites no quiere recibirlos, y el que se siente abusado no se permite ponerlos.
Afortunadamente establecer límites es una habilidad que se puede desarrollar. Aunque sea una habilidad para la que muchos de nosotros no fuimos educados, siendo casi una noción desconocida en su vida y de muy difícil aplicación, esta capacidad puede crecer en ti, y es de vital importancia (sí, vital!) que la aprendas. Sin poner límites tus relaciones no van a funcionar, tu vida no va a experimentarse tranquilamente, tu seguridad personal va a verse cada vez más disminuida, vas a estresar crónicamente, vas a experimentar ansiedad, ataques de ira, sentimientos reprimidos, resentimiento, depresión, insatisfacción con tu vida, tristeza, y quedarás atrapado en sentir todo esto con el fin de evitar sentir lo que vivirías si hablaras y pusieras tus límites; vergüenza, culpa, miedo al conflicto por el enojo del otro, miedo a su desaprobación, miedo a que no te quiera.
Poner límites es un gran acto de amor propio. Si estás animándote a hacerlo, o al menos ya reconoces su valor, puede que te estés preguntando cómo hacerlo bien. Cómo poner límites ocasionando el menor colapso posible en tus relaciones.
Aquí reúno algunas ideas de la Dra. Dana Gionta, quien ha profundizado mucho en el tema, y con cuyas ideas me encuentro muy de acuerdo pues las he experimentado en el consultorio ayudando a que las personas empiecen este proceso, que dará por resultado mucha sanación, ya que tu amor propio se incrementará y no tendrás que hacerlo desde la rabia o la explosión emocional, sino desde una sana comprensión de tus necesidades y, con actitud compasiva, también podrás ser firme en la explicación al otro de cómo debe tratarte.
- Nombra tu límite:
No puedes establecer buenos límites si estás inseguro de dónde plantarlos. Por esto tienes que identificar tu límites físicos, emocionales, mentales y espirituales. Considerar lo que puedes tolerar y aceptar y lo que te hace sentir incómoda o estresada.
Claramente y objetivamente decir el límite. Ejemplo: “no voy a estar respondiendo mensajes pasadas las 7 pm” “Necesitaré que me preguntes antes de programarme alguna reunión” “Necesitaré una noche de la semana para mí mismo”
- Alinearte con tus emociones y sentimientos:
La Dr. Dana Gionta plantea que hay unas banderas rojas o pistas de que estamos traspasando nuestros límites: discomfort y resentimiento. Ella sugiere pensar esos sentimientos como un continuum de 1 a 10. Seis de 10 es ya la zona alta. Si tu estás en la zona alta de este continuum, durante o una situación o interacción, deberías preguntarte a ti mismo, ¿Qué está causando esto? ¿Qué es lo que de esta interacción, o de las expectativas de la otra persona que me están molestando?
El resentimiento usualmente “viene de sentir que el otro se aprovechó de nosotros, o no ser apreciados”. Es frecuentemente un signo de que nos estamos empujando a nosotros mismos, o más allá de nuestros propios límites porque nos sentimos culpables (por no ser una buena hija o esposa, por ejemplo), o alguien más está imponiendo sus expectativas, puntos de vista o valores en nosotros.
“Cuando alguien actúa en un modo que nos hace sentir incómodos, ésta es una señal para nosotros de que ellos pueden estar violando o cruzando un límite” -Gionta.
- Comunicar TUS necesidades (sin enfocarte en la otra persona)
Empieza tu límite con tus propias necesidades, no como tu quisieras que el otro se comportara). Ejemplo: “Yo necesito algo de espacio para responder tus mensajes de chat” en vez de “Necesito que dejes de bombardearme con textos antes de que yo tenga el chance de contestar.
Sé directo. Con algunas personas, mantener límites sanos no requiere un diálogo directo. Usualmente este es el caso si las personas tienen estilos de comunicación similar, personalidades o puntos de vista similares ante la vida. Pero con otros, necesitas ser más directo sobre tus límites. Considera este ejemplo: “una persona considera que debatir las opiniones ajenas es una manera saludable de comunicación” pero otra persona siente esto como irrespetuoso y tenso. Hay otras veces en que tu puedes necesitar ser directo. Por ejemplo, las parejas pueden necesitar hablar acerca de cuánto tiempo ellos necesitan para mantener su sentido de sí mismos y cuánto tiempo quieren pasar juntos.
- Date permiso a ti mismo
Miedo, culpa y dudas son los grandes trampas potenciales. Es normal que sintamos miedo a la respuesta del otro si nosotros establecemos y reforzamos nuestros límites. Nosotros podemos sentir culpa por hablar decir no a un miembro de la familia. Muchos creen que ellos deben ser capaces de lidiar con una situación o decir si porque ellos son unos buenos hijos o hijas, incluso cuando se sientan drenados o de alguna manera invadidos o que toman ventaja de ellos. Puede que hasta se pregunten si incluso merecen tener límites en primer lugar.
Los límites no son solo un signo de una relación saludable. también son signo de auto respeto. Date a ti mismo permiso para establecerlos y trabaja para preservarlos.
- Practica auto-consciencia
Los límites son acerca de honrar tus propios sentimientos. Si tu notas a ti mismo dilatando y no sosteniendo tus límites, Gionta sugiere preguntarse: Qué ha cambiado? Considerar: “Qué estoy haciendo o qué está haciendo la otra persona?” o “Cuál es la situación elicitando que está haciéndome resentida o estresada?” entonces, meditar sobre tus opiniones: “Qué voy a hacer acerca de la situación? Sobre qué tengo control?
- Considera tu pasado y presente
Cómo fuiste criado en cuanto a tu rol en tu familia suele ser la razón por la que tienes obstáculos emocionales en establecer y preservar límites. Si tu has sostenido el rol de cuidador, aprendiste a enfocarte en otros, dejarte a ti mismo de lado te drena emocional y físicamente. Así, ignorar tus propias necesidades puede haberse convertido en la norma para ti.
También piensa en las personas que te rodean, ¿tienes relaciones recíprocas con ellas? Existe un saludable toma y dame?
Más allá de las relaciones, tu ambiente puede ser poco saludable. Por ejemplo, si tu trabajo es de 8 horas al día pero tus compañeros de trabajo permanecen al menos 10 a 11, hay implícita una expectativa de ir más allá, y esto te llevará a trabajar más. Puede ser muy desafiante ser el único de pocos tratando de mantener límites saludables. De nuevo, aquí es donde sintonizar tus sentimientos y necesidades y honrarlos se vuelve crítico.
- Haz de tu autocuidado una prioridad
Creo que lo que hago como psicoterapeuta tiene que ver mucho con ayudar a que las personas hagan de su autocuidado una prioridad, lo cual también involucra darte permiso a ti mismo(a) de ponerte primero. Cuando hacemos esto, “nuestra necesidad y motivación para establecer límites se fortalece”. Autocuidado también significa reconocimiento de la importancia de tus sentimientos. Estos sentimientos sirven como “importantes señales acerca de nuestro bienestar y lo que nos hace felices e infelices”
Ponerte a tí mismo primero también te da la “energía, paz mental y el panorama positivo para estar más presente con otros y estar ahí para ellos”. Y cuando nosotros estamos en un mejor lugar podemos ser una mejor esposa, madre, esposo, compañero de trabajo.
- Busca Apoyo
Si estás teniendo muchas dificultades con los límites, busca algún apoyo, como un grupo de apoyo, tu iglesia, coaching, terapeuta o buenos amigos. Con los amigos o familia, puedes incluso hacer un ejercicio de establecimiento mutuo de límites y responsabilizarse mutuamente.
- Se asertivo
No solo basta con establecer límites; tenemos que seguirlos. Incluso cuando sabemos intelectualmente que las personas no son lectores de mente, nosotros esperamos que los otros sepan lo que nos duele o molesta. Pero ya que eso no ocurre, es importante asertivamente comunicarle a la otra persona cuando ha cruzado un límite.
De una forma respetuosa, dejamos a la otra persona saber lo que en particular es molesto para ti y que pueden trabajar juntos para abordarlo.
Evita también la sobre explicación. En parte esto tal vez es un juego del ego que ya está listo para la defensa. Sólo observa esto y resiste el impulso de explicar. Un “NO” claro y una frase de límite permite a la otra persona elegir cómo responder. No estamos buscando controlar a la otra persona. Estamos buscando darnos un lugar.
- Empieza pequeño (Baby Steps)
Como cualquier nueva habilidad, comunicar asertivamente tus límites toma práctica. Puedes empezar con un pequeño límite que no te esté amenazando, y luego incrementar a límites más desafiantes. Construir sobre tu éxito, y al principio, tratar de no tomar algo que te haga sentir abrumado.
“Establecer límites toma coraje, práctica y apoyo”, y es una habilidad que puedes masterizar.
Te dejo algunos ejemplos de situaciones que requieren límites
- En la vida laboral
– Tus clientes llaman durante conocidas horas de cenar o almorzar, o después de las 9 o 10 pm cuando les has pedido que te llamen antes de las 7 pm.
– Fuiste recientemente contratado en un cargo. Después de empezar, te encuentras a tí mismo haciendo algo completamente diferente.
– Tu jefe te regaña repetidamente enfrente de tus compañeros de trabajo o clientes.
– Continuamente recibes mail (o chats!) y llamadas mientras estás en tus vacaciones.
– Eres requerido continuamente para que trabajes durante horas de trabajo o en las noches.
– Tenías un acuerdo con tu jefe o cliente por un marco específico de tiempo o deadline para un proyecto, y después recibes exigencias para completarlo antes
– Si tu no haces exactamente lo que tu cliente desea (incluso si no le conviene), él o ella se enoja o te amenaza con irse del negocio.
– Tu familia/amigos te llaman a lo largo del día a la oficina, aunque has pedido repetidamente que ellos selecciones tiempos diferentes, o solo si es urgente.
Te tengo una noticia: aceptémoslo, no vas a atravesar estas situaciones sin sentir un profundo malestar, rabia, sentido de injusticia y desesperación. El miedo a quedarse sin empleo si hablan es el más típico que refiere la gente cuando se lo invita a darse cuenta que debe plantear sus límites en entornos laborales. Es importante que ubiques tus emociones y les des un lugar dentro de ti, las sientas, las nombres, las descargues de la manera que sientas que debes hacerlo: llorar, hablar con alguien, escribir. Pero también que puedas darte cuenta que te mereces respeto en el entorno laboral, que puedes agotar diferentes maneras de conversación asertiva, que puedes buscar áreas de recursos humanos, o que incluso, en última instancia, puedes planear tu salida de un lugar donde no te respetan ni escuchan. Habrá cosas que acomodar de la realidad material de tu vida, habrá incertidumbre, pero puede que al tomar el coraje para hacerlo, te estés dando un empujón hacia una vida mucho mejor.
- Con las personas cercanas
Cuando tu familia quiere solucionarte los problemas.
Un límite claro podría ser: “Me gusta saber que deseas estar aquí para mi, pero yo quiero aprender a solucionar el problema por mi mismo(a). ¿Podría preguntarte cuando yo desee tu consejo?”
Cuando te dan consejos no pedidos.
“Cuando tu pienses que tienes un buen consejo para ofrecerme, yo quisiera que primero me preguntarás, “¿cómo puedo ayudarte?”, antes de que me lo compartas”
“Significa mucho para mi que tu desees estar aquí para mi. Haré mi mejor esfuerzo por dejarte saber el tipo de apoyo que necesito en el momento -para que tu solo me escuches; para solucionar el problema y explorar opciones juntos; o para darme tu consejo”
Cuando opinan sobre tu físico o tus decisiones o filosofías de vida.
“Entiendo que en tu visión del mundo no estás de acuerdo con el amor entre personas del mismo sexo. Te pido no darme tu opinión sobre mi forma de amar si no te lo he pedido”
“Si no te he pedido orientación o consejo acerca de mi salud, mi peso o la forma de mi cuerpo, te pido que te abstengas de dármelos”
Los límites nos incomodan como a un niño le incomoda ducharse a cierta hora, levantarse para ir al colegio, o no gritarle a los amiguitos del salón. Los límites, las normas no nos gustan. Así no nos gusten, nadie negaría la importancia de que un niño aprenda estas cosas -para su vida y la vida en sociedad-. Alguien me decía una vez que le parecía increíble que le tuviera que poner límites a sus tíos adultos, que en reuniones familiares se sentaban a comparar la belleza o la inteligencia de las sobrinas. “Él ya tiene saber hace mucho tiempo que eso no se hace”. Pues bien, lo está haciendo contigo, y tu no tienes que recibir su mala forma de relacionarse.
Por último, quisiera recordarles que todos, en nuestros pequeños y grandes actos, estamos construyendo sociedad. No normalicemos más la falta de empatía y los miedos a expresar nuestra verdad. No podemos hablar de amor propio y aprender a querernos si no le enseñamos a otros a querernos. Es un acto de amor propio esencial.
Por Emma Sánchez
Un comentario en “Poniendo límites con/sin miedo”